viernes, 5 de marzo de 2010

"La joven que toma apuntes"

La diferencia entre mis clases de por la mañana y de por la tarde es abismal, especialmente por la edad de la gente. Por las tardes somos menos de veinte personas en el aula, rondamos todos los veintitantos o treinta y pocos y estamos en plan alumno en el sentido estricto de la palabra, de tomar apuntes, seguir un manual y demás. Los profesores dan clase-clase, con exámenes, trabajos que entregar y toda la pesca. Son las dos asignaturas obligatorias.

Pero por la mañana la cosa cambia. Pondré como ejemplo mi primer día de clase allá por febrero de la asignatura de Oriente Medio: Entro en el auditorio de la Scandinavia House (ya sólo eso da una idea del tamaño de la clase) y me encuentro al Imserso de excursión. Ah, no, que son... ¡mis compañeros de clase!

En el estrado veo a un señor alto, con la cara operada (nariz, pómulos, barbilla, frente...), pelo a parches porque no le coge el tinte del todo, uñas con esmalte transparente, sonrisa de seductor... ¿Será el ponente anterior que ha ido a hablar de las viejas leyendas del rock? No, es mi profesor de Oriente Medio. Una eminencia en su campo... Pero un pintas de cuidado.

Volviendo a mis compañeros, el más joven después de mí creo que tiene sesenta y pico (aunque las operaciones de estética abundan y ya es imposible calcular la edad de muchos de ellos... Estilo la duquesa de Alba), van con su café y sus muffins, "¿Apuntes? ¿Y eso qué es?", y a varios por día les vence el sueño y acaban roncando (literalmente) en su butaca.

De hecho, atención al dato: el segundo día de Política Internacional, hacia el final de la clase se empieza a formar un poco de revuelo en un pasillo, cerca de la salida. Desde mi sitio sólo veo a un grupo de unas tres personas que superan los 65 hace ya un par de décadas. Cuando uno de ellos se aparta un poco, veo que hay otro señor también de su quinta tirado en el suelo, intentando levantarse. "Creo que necesitan un brazo joven", me susurra la abuelita de mi izquierda. Y allá que voy, al rescate del señor, que se le había enganchado el bastón en una butaca y se había dado de morros en el suelo.

Ya me avisaron de que me cogiese todas las clases por la tarde porque mis compañeros serían "más de mi edad", pero a pesar de todo, las asignaturas que más me gustan son las de la mañana... Supongo que es también porque son las de libre elección. Así que por las tardes soy una más, aunque con un poco más de cara de despistada porque madre mía el temario, y por las mañanas soy la nieta, más conocida como 'la joven que toma apuntes'.

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